Una tarde con Bacon y Ajo...
Hace un par de años, un amigo me preguntó:
¿Conoces a Ajo?
Pues, no.
Eso no puede ser. La llamo y nos vamos a tomar algo.
Y me regaló el libro de Micropoemas I.
Unos días después la esperábamos en la puerta de una heladería.
La veo aparecer con su perrina. En la Plaza del Dos de Mayo.
Saluda, enciende un cigarrilo (o algo así), me mira y pregunta entrecerrando los ojos para evitar el humo: ¿así que tú también te dedicas a esto del cachondeo?
Me habían encantado sus Micropoemas. Ahora me encantaba ella.
Me reí...
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